Posiblemente, durante una práctica de Yoga pueden aparecer reflexiones sobre el compromiso y la responsabilidad con el camino de interioridad. Y es natural si sucede así, puesto que el Yoga, como ya se ha comentado, es uno de los seis sistemas de pensamiento hindú -un modo de ser y estar en la vida… un Darshan-.
La actitud en la práctica de Yoga confiere a la disposición interna del sadhakka. La actitud determina si aprendemos o repetimos al realizar un movimiento; si nos estamos escuchando y respetando internamente o si estamos en conflicto con nosotros mismos; en realidad, la actitud es la que marca la diferencia entre el hacer y repetir una mera técnica o participar de una experiencia de dimensión espiritual.
El Yoga se rige por una serie de preceptos u observancias de vida recta, que diferencian la disciplina espiritual exterior –Yama- de la interior –Niyama – y se resumen con claridad en las perlas de sabiduría de los Yoga Sutras de Patanjali:
Los 5 Yama: ahimsa, Satya, asteya, aparigraha, brahmacharya
“No violencia, decir la verdad, no robar,
Llevar una vida pura y sin deseos,
Éstas son las reflas de la disciplina exterior”.
Yoga Sutra II/30
Los 5 Niyama: saucha, santosha, tapas, svadivaya, ishvara pranidhana
“La purificación, la calma interior,
Los ejercicios espirituales, el estudio de los textos sagrados
y la dedicación a Dios…
conforman la disciplina interior”.
Yoga Sutra II/32
I.1 Ahimsa… No violencia sin competir con nada ni con nadie
Vinculado al Yoga… Ahimsa es un vocablo que proviene del sánscrito. Se atribuye a Mahatma Gandhi el haber introducido su comprensión en occidente. Ahimsa es precisamente la primera de las observancias del Yoga – entiendida como experiencia en el estado de no violencia – y sus acepciones son muy amplias.
Lo primero que cabe clarificar es que cuando nos referimos a una experiencia no se trata de una idea; las ideas son cambiantes, son como camisas para la mente. Por el contrario, la experiencia se queda e integra entre los registros en la mente.
La práctica de Yoga conlleva a una actitud interior que comienza por no violentarse con uno mismo. No dejarse arrastrar por estados de confusión o conflicto interior; no discutir con uno mismo y, por ende, no discutir con el prójimo. No dejarse vencer por la agresividad que provocan las tensiones emocionales, o las heridas internas, que no se han gestionado de manera adecuada.
Ahimsa… no supone tan solo relajar la palma de la mano cuando está mirando hacia el cielo… cuando no soporta más peso que el volumen del aire que la acaricia.
Ahimsa consiste, también, en aprender a relajar los órganos internos, las paredes y los haces musculares, y todo lo que concierne a las tensiones acumuladas en el organismo cuerpo-mente. De hecho, se trata de no violentarse ni dejarse violentar. No luchar con el cuerpo intentando transgredir sus límites; sino todo lo contrario aprender a escucharlo y respetar sus necesidades. No dejarse atrapar o arrastrar por los diferentes estados que transitan por la mente, a modo de ignorancia, angustia, miedo, agobio, preocupación, desesperación, etc. Ahimsa es también respetarse y no sentirse atacado o responder de manera defensiva o justificándose.
Nos detenemos, ahora, ante un hecho que puede aparecer en la práctica de Yoga, un cierto atisbo o sentimiento de competitividad; que no es otra cosa que una falta de aceptación y de reconocimiento del sí mismo, una falta de autoestima, en realidad. Hay que tener en cuenta que en el Yoga no existe la competencia, cada persona apunta a la unión con el Ser… y lo Sagrado se comunica con cada alma… de un modo completamente irrepetible y único. Por lo tanto, el Yoga no estriba en la postura externa ni consiste en promover el culto al cuerpo, como un yoga de circo. Si se entiende bien que al estado de Yoga se llega a través del recogimiento y la interioridad… el alma se abrirá al descubrimiento de la pureza y la transparencia de la esencia del Ser… Cultivando la paciencia y la constancia, con naturalidad se desplegará la Realidad primera y última, el alfa y omega de la condición humana… la consciencia de estar unidos a la Presencia del Misterio.
Por lo tanto, si mientras practicas Yoga… te das cuenta que estás mirado con cierta envidia o inseguridad a alguno de los compañeros o compañeras con los que compartes tu práctica… pregúntate: ¿estoy en Ahimsa? ¿Estoy respetando mi cuerpo o luchando contra él? ¿Estoy escuchando la mente? ¿Qué actitud observo?
“Pon todo tu corazón en la acción pero nunca en su recompensa.
No trabajes para un resultado,
pero nunca dejes de hacer tu trabajo.
Haz tu trabajo en la paz del yoga,
y, libre de cualquier deseo egoísta,
no ten conmuevas por el éxito o el fracaso.
El Yoga es la ecuanimidad de la mente,
una paz que siempre es igual.”
Bhagavad Gita II/47,48
Marisa Barros